jueves, 24 de noviembre de 2011

Las variedades de víbora "bejuquilla"

BENEFICIOS PARA EL HOMBRE
    En general, a reserva de los cuidados que hay que tener con ellas, se considera a las víboras venenosas como benéficas para el hombre, puesto que son especies que se alimentan principalmente de pequeños mamíferos, reptiles y aves que pueden llegar a formar plagas de cultivos agrícolas y ser agentes transmisores de enfermedades.
    Estas dos especies de bejuquilla habitan en las selvas tropicales del continente, y en Yucatán se distribuyen sobre todo en el sur, en lo que se conoce como Punto Put, al oriente y al sureste del Estado. En la Península se encuentran ampliamente distribuidas, aunque es más común verlas en las selvas del oriente y del sur.
    Aunque las bejuquillas adultas tienen pocos depredadores, de jóvenes son presa fácil de gavilanes culebreros, mapaches y zorras. Según indica Santiago Pacheco Cruz en su Diccionario de la Fauna Yucateca, el nombre de la bejuquilla parda en maya es probablemente "xtabchhoyil". La descripción que hace de esta víbora se basa en su color verde cenizo.
    Pacheco Cruz señala que la especialidad de la bejuquilla parda es enroscarse en las sogas que se utilizan para sacar el agua de los pozos, mas indica que no es peligrosa. Sin embargo, no menciona el nombre científico de la especie, por lo que no es posible determinar con exactitud a cuál se refiere.
    No se conoce el ciclo biológico de estas especies, ya que es
relativamente escasa la información debido a que en el país son pocos los estudios que se llevan al cabo sobre este grupo animal, a pesar de su importancia económica y ecológica.
   Muchas especies de serpientes son aprovechables tanto por su
piel como por su carne, o incluso como fuente de sustancias químicas utilizables en la industria farmacéutica.
    Según se indica en una propuesta para el estudio y la conservación de los reptiles de México, a cargo del Biol. Antonio Lazcano-Barrera, en 1988 el número de profesionales en el país dedicados a la herpetología como trabajo remunerado no pasaba de los 30.
   De ellos, casi la tercera parte se dedicaba al estudio de las tortugas marinas, quedando olvidadas las otras múltiples especies de reptiles y anfibios a los que estudia precisamente esa rama de la Biología.
    En el mismo trabajo se menciona que el 11.6% de las especies de reptiles del mundo se encuentra en México. Con respecto a reptiles y anfibios juntos, el porcentaje alcanza en México el 10.5% de las especies del mundo. Aproximadamente un 55% de estas variedades se considera como endémico del país, es decir que no se encuentra en ningún otro lugar del planeta.
    En total, existen en México 978 especies de reptiles y anfibios, 693 de los primeros y 285 de los segundos. Sin embargo, el conocimiento que de estas especies existe es, como se ha visto, relativamente escaso. El libro sobre "Reptiles de Chiapas" de Alvarez del Toro y el trabajo coordinado por el Biol. Lazcano-Barrera son algunos de los pocos ejemplos de ello.

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